martes, 21 de abril de 2020

Experiencias internacionales en la privatización de prisiones

Los dueños de la cárcel - La Tercera
Imagen 1. Ahumada y Labrín (2019)

¿Hay cárceles privadas? ¿Cómo funcionan?


La pena privativa de libertad es relativamente nueva, iniciando en los siglos XVI y XVII, y es hasta el siglo XVIII que se convierte en lo que conocemos hoy. Anterior a esto, eran un medio para retener, pero no un castigo en sí mismas. Así, las primeras cárceles nacen en Norteamérica, a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX. (Ruiz-Jarabo, 1989)

Desde el inicio de los sistemas penitenciarios inician también las críticas al mismo, a la violencia que encierran, a lo contradictorio de lo que buscan detrás de rejas. Críticas hacia el ejercicio del poder que representan por parte del Estado, con dominación y opresión a las comunidades más vulnerables. Surgen teorías abolicionistas con búsqueda de alternativas a la prisión. Entre tanto, estos sistemas penitenciarios continúan creciendo y enfrentándose a muchos retos: no hay suficiente espacio con el acelerado aumento de presos, las teorías de resocialización no han estado teniendo éxito, el gasto económico es cada vez más inmanejable, entre otros.

Una de muchas soluciones que surge a través de la problemática con los centros penitenciarios, es la privatización. En el caso de Europa, existen acuerdos para ciertas gestiones privadas en el ámbito de las cárceles, como el mantenimiento, transporte, alimentación y otros. Algunos países, como en Francia, se recurre al sector privado para remediar la sobrepoblación de las prisiones (Ruiz-Jarabo, 1989).

Sin embargo, los pioneros en el ámbito de privatización de servicios penitenciarios son los Estados Unidos, quienes por su tamaño y complejidad de situación socioeconómica, han sido quienes poseen establecimientos privados para adultos, y para jóvenes, desde hace muchos años. En la década de 1970 la población carcelaria estadounidense llegó a 500.000 reclusos, saltó luego a un millón en 1990, y en el 2002 a 1.4 millones. Ahora, según datos del 2018, son 2,2 millones de presos, la mayor población carcelaria del mundo.

Hay varios estados que tienen gran parte de su presupuesto penitenciario dirigido al sector privado, mientras otros no tanto. El motivo principal es, de nuevo, el número de reclusos, pues el crecimiento de la población penal de este país no ha cesado de aumentar, como vemos. Es por esto que había que buscar solventar el problema de plazas y espacios.

Con la privatización, Estados Unidos ha tratado de mejorar el gasto y la capacidad de contención de presos a través de la privatización. Explica Ruiz-Jarabo que contratar al sector privado siempre significa un ahorro, pues se puede ponderar mejor el compromiso financiero del Estado, al ser la entidad privada la que se hace cargo de todos los gastos. De este modo, en Estados Unidos se ha confirmado desde los años 80 que la contratación del sector privado ha sido siempre un ahorro.

Es importante destacar que desde estas décadas, Estados Unidos sufrió un gran cambio en el tema penal, y se encaminó a endurecer el sistema, aumentar la severidad de las penas, populismo punitivo, medios de comunicación sensacionalistas aferrados al miedo, y éste énfasis impactó también la población penitenciaria y las decisiones tomadas.

En el Reino Unido también existieron antecedentes de privatización, en primer lugar con compañías privadas que contrataban servicios de detención de inmigrantes. Luego, en la década de los 90 se construyeron varias cárceles con compañías privadas, tanto de prisión preventiva como para condenados. Para el 2011, ya el Reino Unido tenía 11 prisiones manejadas por compañías privadas.

En España, en los 80's hubo un aumento de la población privada de libertad, desbordando los centros penales, sin embargo, la legislación española no permitía el uso de compañías privadas en estos ámbitos. A pesar de esto, se evolucionó a que hubieran algunos colaboradores privados, como en responsabilidad penal de menores, en la que se permite que instituciones privadas participen en la ejecución de las medidas adoptadas por los Jueces. También se le ha encargado a empresas privadas la construcción de establecimientos, y servicios de cocina y cafetería de los recintos.

En Francia, por su lado, la saturación de las cárceles ha sido menor que en otros países, pero aún así ha existido la preocupación por el sistema penitenciario y su posible privatización. Así, surgen un tipo de instalaciones que son un contrato entre el gobierno y empresas privadas, en las que éstas últimas se encargan del diseño, construcción y equipamiento de las instalaciones, mientras que el gobierno es quien mantiene y controla a los reclusos. También se permite contratar servicios de alimentación, vestuario e higiene a empresas privadas.

En Latinoamérica, podemos mencionar que países como Venezuela, México, Perú, Brasil y Chile han abordado la posibilidad de que el sector privado participe en el sistema penitenciario (Arriagada, 2011). En Venezuela, a finales de la década de los 90 se permitió delegar la función penitenciaria a agentes privados, igual que muchos otros países esto fue para poder reducir el hacinamiento. En Perú, se realizó la intervención privada para enfrentar el hacinamiento desde el 2001.

En Brasil se instalaron complejos carcelarios por medio de agentes privados también. Estas cárceles son las primeras en todo Latinoamérica que poseen seguridad y vigilancia a cargo de particulares.
En Chile, por otro lado, se tiene una asociación pública-privada en la que la inversión, construcción y explotación de servicios públicos puede contar con la capacidad técnica, humana y tecnológica del sector privado.

En México, por su parte, se crearon centros privados desde el año 2010 al buscar responder a la crísis del sistema penitenciario, y se realizaron mediante alianzas público-privadas. Esto se basaba en buscar mejore recursos y condiciones para los reclusos, y minimizar los costos.

Como vemos, las experiencias han sido distintas, pero unificadas en dos puntos claves: Se busca la privatización para solucionar hacinamiento y crisis carcelaria por el aumento de reclusos, y para disminuir costos.

Más adelante analizaremos qué tantos beneficios vs. retos significa la privatización de las cárceles.



Referencias Bibliográficas

Ahumada, M. & Labrín, S. (2019) Los dueños de la cárcel. La Tercera. Recuperado de https://www.latercera.com/reportajes/noticia/los-duenos-la-carcel/669718/

Análisis y Acción para la Justicia Social A.C., Fundación para el Debito Proceso; Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría SJ; Instituto de Justicia Procesal Penal A.C.; Madres y heramans de la Plaza Pasteur; & México Evalúa. (2016) Privatización del sistema penitenciario en México. D.R. Recuperado de https://aprende.uned.ac.cr/pluginfile.php/837693/mod_folder/content/0/La%20privatizacion%20de%20las%20carceles-Mexico.pdf?forcedownload=1

Arriagada, I. (2011) De cárceles y concesiones: Privatización carcelaria y penalidad neoliberal. Universidad de Chile. Recuperado de https://aprende.uned.ac.cr/pluginfile.php/837693/mod_folder/content/0/Privatizaci%C3%B3n%20carcelaria%20y%20penalidad%20neoliberal.pdf?forcedownload=1

Ruiz-Jarabo, Dámaso (1989) Prisiones privadas. Ediciones AKAL S.A. Recuperado de https://aprende.uned.ac.cr/mod/resource/view.php?id=538151

Sala, M. (s.f.) Establecimientos carcelarios privados: Una alternativa a la crisis actual. Universidad abierta Interamericana, Argentina. Recuperado de https://aprende.uned.ac.cr/pluginfile.php/837693/mod_folder/content/0/Establecimientos%20carcelarios%20privados.pdf?forcedownload=1

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